'Existe una manera de vivir a la que los Lakota llaman "Caminar en la Belleza." Se dice que uno Camina en la Belleza cuando tiene su Tierra (parte física) y su Cielo (parte espiritual) en Armonía.'

viernes, 7 de diciembre de 2012

La nación Lakota:

"Existe una manera de vivir a la que los Lakota llaman "Caminar en la Belleza." Se dice que uno Camina en la Belleza cuando tiene su Tierra (parte fisica) y su Cielo (parte espiritual) en Armonía."


Sobre la Espiritualidad
El culto al Gran Misterio era silencioso, solitario, libre de cualquier búsqueda egoísta. Era silencioso porque toda palabra necesariamente es débil e imperfecta; por lo tanto, las almas de sus ancestros ascendían hacia dios en una adoración sin palabras. Era solitario porque creían que él está más cerca de nosotros en la soledad, y no había sacerdotes autorizados para intervenir. Nadie podía confesar de manera alguna en la experiencia religiosa de otro. Esta fe no podía ser concebida en credos ni forzada en quien no estuviese dispuesto a recibirla. En consecuencia, no había problemas religiosos. Tampoco usaban templos ni santuarios, lo consideraban sacrilegio.

 La Naturaleza
Desde su punto de vista, el Sol y la Tierra fueron los padres de toda la vida orgánica. Del Sol, como padre universal, procede el principio dador de vida en la naturaleza, y en el vientre paciente y fructífero de nuestra madre, la Tierra, se esconden los embriones de plantas y hombres. Los elementos y las fuerzas majestuosas de la naturaleza eran vistos con asombro como poderes espirituales, cada criatura posee un alma en algún grado, aunque no necesariamente un alma consciente de sí misma. Al Lakota le encantaba simpatizar y experimentar una comunión espiritual con sus hermanos del reino animal, cuyas almas mudas tenían algo de la pureza impecable. Tenía fe en los instintos de los animales, como en una sabiduría misteriosa dada desde lo alto. Y aunque aceptaba humildemente el sacrificio supuestamente voluntario de sus cuerpos para preservar el propio, rendía homenaje a sus espíritus mediante rezos y ofrendas prescritas. Cada acto de su vida es, en un sentido muy real. Su respeto por la parte inmortal del animal, su hermano, a menudo lo lleva a colocar el cuerpo de su presa ceremoniosamente en la tierra y decorar la cabeza con pintura simbólica o plumas. Entonces se pone de pie en actitud de oración, sosteniendo en alto la pipa llena, como muestra de haber liberado con honor el espíritu de su hermano, cuyo cuerpo su necesidad lo llevó a tomar para sustentar su propia vida.

Sobre Muerte y Reencarnación
La actitud del Lakota hacia la muerte, prueba y trasfondo de la vida, es enteramente compatible con su carácter y filosofía. La muerte no guarda terror para él; la encara con sencillez y perfecta calma, buscando sólo un fin honorable como su último regalo para su familia y sus descendientes. Por ende corteja la muerte en la batalla. Por otro lado, consideraría una desgracia ser asesinado en una disputa privada. Si uno está muriendo en casa, es costumbre llevar su cama al exterior conforme se acerca el fin, para que su espíritu pueda marcharse bajo el cielo abierto. Muchos Lakotas creían que uno podía nacer más de una vez, y había algunos que afirmaban tener pleno conocimiento de una encarnación pasada. También había quienes sostenían dialogos con algún espíritu gemelo nacido en otra tribu o raza.

El Silencio
El Lakota cree profundamente en el silencio, señal de un equilibrio perfecto. El silencio es el balance o equilibrio absoluto de cuerpo, mente y espíritu. El hombre que mantiene su individualidad siempre calmada y firme ante las tormentas de la existencia tiene la actitud y conducta de vida ideal en la mente del sabio. El autocontrol, la verdadera valentía, la paciencia, la dignidad...

Sobre la Civilización
Para el sabio Lakota, la concentración de población era la prolífica madre de todos los males, tanto morales como físicos. Argumentaba que el alimento es bueno, mientras que el exceso mata; que el amor es bueno, pero la lujuria destruye; y no menos temida que la pestilencia que se deriva de las moradas abarrotadas e insalubres, era la pérdida de poder espiritual inseparable del contacto demasiado estrecho con el prójimo. Cualquiera que haya vivido mucho al aire libre sabe que hay una fuerza magnética y sensible que se acumula en la soledad y que se disipa rápidamente con la vida en multitud; e incluso sus enemigos han reconocido el hecho de que, en cierto poder y aplomo innato, totalmente independiente de las circunstancias, el Lakota Americano no ha sido superado entre los hombres.

Sobre los Nombres
Los nombres Lakotas o bien eran apodos característicos otorgados en actitud juguetona, nombres de hazañas o nombres de nacimiento, o bien tenían significado religioso y simbólico. Se ha dicho que cuando nace un niño, algún accidente o aspecto inusual determina su nombre. Esto es a veces el caso, pero no es la regla. Un hombre de carácter vigoroso, con buenos antecedentes de guerra, por lo general lleva el nombre del búfalo o del oso, del relámpago o de alguna fuerza natural temida. Otro de naturaleza más pacífica tendría un nombre de la parte menos salvaje de la naturaleza. El nombre de una mujer por lo general sugería algo en relación al hogar, a menudo con el adjetivo guapa, una terminación femenina. Los nombres de cualquier dignidad o importancia deben ser conferidos por los ancianos, y especialmente si tienen significado espiritual, tales nombres a veces eran portados por tres generaciones, pero cada individuo debía probar que lo merecía.

Sobre la Valentía
Ni siquiera los peores enemigos del Lakota (el hombre blanco) han negado su valentía, aunque en sus mentes se trate de una valentía ignorante, brutal y fantástica. Su propia concepción de bravura la convierte en una virtud altamente moral, pues para él no consiste en fuerza agresiva sino en autocontrol absoluto. Alguien verdaderamente valiente no se rinde ante el miedo, el enojo, el deseo o la agonía; él es amo de sí mismo en todo momento; su valentía se eleva al verdadero heroísmo.
Sobre las Normas Morales
Con la ayuda de la misma amada Naturaleza, enseñaban cosas simples pero de gran importancia. Se vivía la vida natural, mientras que ahora es artificial. Se vivia entre la naturaleza, mientras que hoy en dia a todo se le pone precio.


"Abuelo, Gran Espíritu... Tú has establecido que los poderes de los cuatro cuartos de la tierra se entrecrucen. Me has hecho andar por el buen camino y por el camino difícil, y el lugar donde ambos se cruzan es sagrado. Un día tras otro, para siempre jamás, eres la vida de las cosas.

Alce Negro, (Sioux-Oglala)



 Fuente: Flautas de amor.



viernes, 7 de septiembre de 2012

Mujer Lakota: Del Nacimiento a la vejez (Parte1)

ANTES DEL NACIMIENTO
Las creencias lakota indican que una parte del espíritu de la persona, llamada «tun», vive eternamente y vuelve periódicamente para encarnarse en un recién nacido. Sin el «tun» el bebé no podría vivir. Como el «tun» viene de otra parte, cuando nace el niño la gente dice: «hoksicala wan icimani hi» (un bebé viajero ha llegado).
EL REGRESO DE «TUN»: EL NACIMIENTO
Todos los niños, especialmente durante su primer año de vida, son considerados «wakan» (sagrados). Los Lakota creen que durante ese período es imprescindible tratar a los niños de forma conveniente.
En el momento del nacimiento, la comadrona -a menudo la abuela o una tía de la madre- corta el cordón umbilical con un cuchillo afilado y limpia la boca del bebé. También prepara la placenta envolviéndola en un trozo de piel de ciervo y colocándola en lo alto de un árbol para que los animales no puedan encontrarla y no ejerzan ninguna influencia nefasta sobre el recién nacido. Los abuelos hacen un saquito de piel con la forma del lagarto de las arenas (animal altamente considerado por su longevidad) al que llaman «t'elanunwe» (el que parece que va a morir y revive) donde ponen el cordón umbilical.
«WINCIKALA», LA INFANCIA
Más tarde el «t'elanunwe» se coloca en la cuna y después en una de las trenzas de la niña. Creen que si el cordón se tira o no está suficientemente a la vista el niño será demasiado curioso. Así que, muchas veces, cuando el niño es demasiado curioso, los adultos le preguntan : «Cepka, oyale he?» (¿Buscas tu cordón umbilical?).
Chicas y chicos reciben un nombre que puede referirse a un hecho natural destacado, a un pariente, a un miembro destacado de la tribu ya muerto o a un hecho histórico que el «tiyospaye» (familia extensa) juzgue importante. También reciben un nombre ritual que es utilizado por el «Tyapaha» (anunciador) en el transcurso de ceremonias especiales como la Danza de la Victoria.
Al primer nacido se le llama «witokapa» si es niña y «wikatikapa» si es niño. Al último que nace se nombra «hakela» o «hakokta» según sea niño o niña.
Los nombres femeninos se distinguen de los masculinos por un sufijo. Así, por ejemplo, el nombre masculino «Mahpiya Ska» (Nube Blanca) se convierte en el femenino «Mahpiya Ska Win».
El aprendizaje a través de juegos y de leyendas
La niña jugaba con muñecas y tipis en miniatura. Cuando era suficientemente grande para montar a caballo (a los tres o cuatro años), se le daban accesorios de mujer parecidos a los de su madre: una funda de cuchillo, una caja de leznas y un raspador (herramienta para curtir pieles).
Una chica podía jugar tanto con los chicos como con las otras chicas, pero sólo entre ellas podían jugar al «Skatapi cik'ala» en el que imitaban las actividades de las mujeres -llevando muñecas a la espalda, estacas de tipi, caballos de madera, levantando tipis, cocinando o dando de comer a los niños, etc.-. A través de estos juegos los niños aprendían la cultura de la tribu y el comportamiento que debían adoptar con respecto a los otros miembros de la comunidad.
Los juegos no son simples actividades de esparcimiento. Muchos tienen un contenido ritual como el «tapa wankayeyapi», que se desarrolla como un juego, pero que, de hecho, es una lección ritual. Los niños, desde muy pequeños, tenían ocasión de ver y seguir el desarrollo de las grandes ceremonias. Se les enseñaba a tratar la pipa sagrada con respeto, a no manipularla en contra del sentido común y a extraerla de su funda con cuidado.
Al anochecer, alrededor del fuego, las niñas y los niños escuchaban con impaciencia a los contadores de historias que narraban las «ohunkakan» (historias para reír) y las «wikowokaye» (leyendas). Las «ohunkakan» tenían como función enseñar las buenas maneras y las conveniencias del comportamiento social indicando además aquello que se debía evitar. Tenían a menudo como protagonistas a personajes mitológicos como «lktomi» (la araña), héroe en la cultura lakota. Las «wikowokaye» relataban hechos importantes de la historia lakota, normalmente relacionados con el mundo espiritual. A través de ellas, los lakota podían enseñar el pasado e incorporar los acontecimientos vividos al presente.
Conforme las niñas iban creciendo, madres y abuelas se mostraban vigilantes, ya que pronto la infancia acabaría y llegaría para ellas el momento de «tankake» (convertirse en mujer) que sería anunciado a todo el «Tiyospaye».

«WIKOSKALAKA», LA ADOLESCENCIA
La maduración fisiológica de las chicas lakota implica además cambios en su status social y ritual. La transición de la infancia a la adolescencia en la vida de una mujer está decididamente marcada, mientras que pasa casi inadvertida en la vida de un hombre.
Cuando llegaba el primer ciclo menstrual, la chica era conducida a un tipi nuevo, más allá del círculo del campamento. Una mujer de su familia o elegida por su reputación irreprochable, cuidaba de que no faltara nada y la educaba en sus nuevas obligaciones como mujer y futura madre.
Los lakota creen que las influencias que rodean a una joven mujer en sus primeras reglas son determinantes para su futuro. Los primeros paquetes menstruales eran cosidos en suave piel de ciervo y guardados con cuidado.
El periodo menstrual estaba acompañado de una serie de prohibiciones que impedían a la adolescente cocinar, tocar la comida, estar cerca de los hombres o de sus armas y manipular la pipa sagrada y las hierbas medicinales.
Lo mismo que un chico podía buscar su visión en cuanto su voz comenzaba a cambiar, la mujer podía hacerlo envolviendo su primer flujo menstrual y colocándolo en un árbol.
Cuando llegaba a la edad adulta, los padres realizaban un rito importante: «Isnati awicalowanpi» (ellos cantan sobre sus primeras reglas) durante el que se invocaba al Espíritu del Bisonte Blanco intentando asegurar a la iniciada las principales virtudes de una mujer lakota: castidad, fecundidad, amor al trabajo y hospitalidad.
Las mujeres aprendían las virtudes de la Mujer Bisonte Blanco. Para protegerlas de los hombres impúdicos que recorrían el campamento por la noche y se arrastraban bajo los tipis para acostarse con las jóvenes, las madres abrochaban a sus hijas púberes unos cinturones de castidad en cuero crudo. La virginidad estaba además garantizada por el hecho de que las jóvenes estaban permanentemente acompañadas de una «carabina», normalmente la abuela.
A esta edad, la joven se concentraba en actividades de mujeres como la cocina, el curtido y la unión de pieles de bisonte para la confección de tipis. Pero, además, tenía una serie de funciones establecidas por los Siete Ritos Sagrados revelados por la Mujer Bisonte Blanco. Uno de los más importantes consistía en participar, en tanto que mujer virgen, en la Danza del Sol. Durante este rito, cuatro vírgenes daban los cuatro hachazos que derribaban el árbol alrededor del cual el resto de los participantes danzaban. A cada una de las vírgenes correspondía una dirección y golpeaban con el hacha siguiendo el orden siguiente: Oeste, Norte, Este y Sur.
Las mujeres jóvenes eran muy preciadas en el seno de las sociedades guerreras. Ellas tenían sus propias sociedades de mujeres, como, por ejemplo, la «Wipata Okolakiciye», hermandad en la que las miembros aprendían las técnicas del bordado con púas de puercoespín según las instrucciones visionarias emanadas de Anukite (la Mujer Doble, también llamada Mujer Ciervo). Otra sociedad importante era la formada por las mujeres expertas en el curtido de pieles que se reunían para fabricar los tipis en grupo. «Trepad a la cima de una colina y buscad una mujer del otro lado».
Antes del cortejo, hombres y mujeres eran instruidos en lo relativo a la mejor elección del cónyuge, preferiblemente de otro «Tiyospaye». Los ancianos reunían a los niños y les aconsejaban: «Chicos, no busquéis una mujer en la esquina de vuestra morada» («Takoja, tiokahmi etan tawikutun sni po»).
Se enseñaban cuidadosamente las relaciones de parentesco para que ellas y ellos supieran bien quien era o no elegible en previsión de un matrimonio. Los hombres adultos solían decir a los jóvenes: «Trepad a la cima de una colina y buscad una mujer del otro lado».
Aunque la vigilancia sobre las mujeres jóvenes era estricta, había ocasiones durante las que podían librarse de las mujeres adultas y encontrarse con el chico que les gustara. El mejor momento tenía lugar al ir a buscar agua al río. La chica podía tomar un camino que no se viera desde el campamento y el chico la esperaba y le tiraba del vestido o le arrojaba pequeños guijarros. Si ella quería responder a sus atenciones, podía retrasarse un poco y hablarle. Si no, ella seguía en sus faenas como si nada pasase.
Pero el procedimiento habitual para una joven era esperar fuera de su tipi al caer el sol, charlando con una pariente o amiga de su edad. Ellos, impacientes (y podían ser muchos), avanzaban lentamente formando una fila delante de ella. En ese momento, la acompañante se alejaba, dejándola hablar con cada uno de sus pretendientes. Claro que los parientes mayores estaban dentro del tipi de tal manera que podían observar a cada uno de los chicos que se aproximaban. Cada uno esperaba su turno y cuando llegaban junto a ella, la tomaban en sus brazos y le ponían sobre los hombros la manta de cortejo. Esta práctica recibe el nombre de «sina aopemni inajinpi» (de pié con la manta). Cada uno le contaba sus hazañas guerreras o su habilidad en la caza. La elección de ella se fundaba en los actos del joven que eran escrupulosamente evaluados por la familia de ella. Pero en el éxito de las conversaciones intervenían otros factores. La mayor parte de los pretendientes venían armados con la Medicina del Alce que tenía la reputación de poner a la joven bajo el encanto de su propietario. Más tarde, durante la noche, se podía oir el sonido de las «siyotanka» (flautas de amor) tocando suaves melodías. A menudo, la mujer podía reconocer al flautista por su música.
En el momento de la elección reinaba en el campamento una gran excitación. Normalmente los padres consentían el matrimonio, pero había casos en los que el matrimonio era arreglado por los padres sin la opinión de los jóvenes. En estos casos los verdaderos enamorados emprendían la fuga y se refugiaban en otra banda lakota.
El matrimonio aportaría nuevas responsabilidades y una infinidad de nuevos parientes. Era, por tanto, muy importante aprender correctamente los términos de parentesco. En lakota, la palabra que designaba matrimonio era «okiciyuce» (unirse) y las formalidades acostumbradas consistían en gran parte en una serie de intercambios de regalos entre los familiares de los jóvenes esposos.
Las madres decían: «Cuando una hija se casa, desaparece para siempre, pero cuando un hijo se casa, recibes una nueva hija». La ceremonia de matrimonio implicaba esencialmente un cambio de residencia para la esposa que debía unirse al hogar familiar de su marido. Podía pasar mucho tiempo antes de que la banda de su marido y la de su padre se encontraran.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Mujer Lakota: Del nacimiento a la vejez (parte 2)

«WINYAN», LA MUJER ADULTA
En el transcurso de una ceremonia destacada, la mujer era introducida en la banda de caza de su marido. Para empezar, la familia de él repartía regalos entre los familiares de ella. Los regalos consistían fundamentalmente en caballos,mantas y otros objetos de valor. Una vez intercambiados los regalos, llegaba el momento de] «wiwh'a hunka» (adopción de la mujer) durante el que la nueva familia levantaba un tipi a la nuera y le preparaba el ajuar. La abuela, la madre y las hermanas del marido vestían a la joven esposa con un vestido de ante (confeccionado por la suegra), le pintaban de rojo la raya del pelo y preparaban una gran comida para todo el mundo.
Casada, propietaria
La mujer poseía sus propios caballos, silla de montar, mantas, utensilios de cocina y vestidos. Poseía todo menos el material de caza y de combate de su marido.
Un hombre nacido en una familia próspera podía tomar más de una esposa (normalmente dos o tres y generalmente hermanas). Pero debía disponer de medios sustanciales para que cada una de sus mujeres (con sus propios hijos) tuviera un tipi sólo para ella.
El reparto de las tareas
En la sociedad lakota, la división del trabajo atribuía a los hombres la tarea de la caza y la seguridad y a las mujeres, los trabajos caseros y los niños. Sin embargo esta división no era absoluta y cada uno podía participar libremente en las tareas del otro. Si el marido estaba en el hogar durante muchos días, hacía lo que podía para aligerar el trabajo de la esposa. Cortaba madera, fabricaba o reparaba sillas, cortaba la carne en finas lonchas para su secado y entretenía a los niños.
Hombres y mujeres debían ser atentos el uno para con el otro. Así, cada mañana, como muestra de respeto, el hombre cepillaba y trenzaba el cabello de su mujer y le pintaba las mejillas de rojo.
Aunque la fidelidad era muy valorada en el matrimonio, a veces, una mujer emprendía la huida con otro hombre. A este acto se le llamaba «wiinahme» (esconder una mujer), es decir, seducirla o huir con ella. La pareja de amantes debía entonces buscar refugio en otra banda, ya que el marido engañado tenía la prerrogativa de reunir a los hombres de su familia para acorralar al culpable y eventualmente darle muerte. En cuanto a la mujer, o era azotada o se le cortaba la nariz o la oreja como marca de su adulterio.
En caso de divorcio, prevalecían principios igualitarios: si un hombre deseaba separarse de su esposa, lo podía anunciar públicamente en el curso de una comida, danza o ceremonia. El acto se llamaba «wiihpeya» (repudiar a su mujer). En un momento determinado, el hombre que quería divorciarse se aproximaba al tambor, lo tocaba con una baqueta que después arrojaba por encima de los hombros. El acto era entonces incontestable. Si una mujer quería divorciarse, ella podía «wicayaihpeyapi» (repudiar al hombre). Ya que ella era la poseedora del tipi, simplemente embalaba todos los objetos de su marido cuando él estaba ausente y los dejaba fuera de la tienda. Cuando el hombre volvía, no tenía otra elección que coger sus cosas y marcharse.
Después de haber dado a luz a su primer hijo, la mujer se consagraba a las tareas domésticas y a criar a los niños. En una familia lakota, el número ideal de miembros era de cinco o seis, aunque a veces eran menos, ya que cada hijo era amamantado durante dos o incluso cuatro años. La madre dejaba de amamantar cuando ya no podía soportar las mordeduras en sus pechos. Es cierto que las mujeres amerindias eran fuertes y resistentes, gestando y amamantando con menos dificultades que otras.
Aunque estuvieran permanentemente ocupadas en proveer las necesidades familiares, su existencia no era laboriosa a ultranza, ni mucho menos miserable.
Cuando llegaba el momento de levantar el campamento, la mujer empaquetaba el tipi, el material de acostarse, los vestidos, la comida y los utensilios de cocina para llevarlos sobre las parihuelas.
Desde el momento en el que el clan viajaba, los hombres precedían a las mujeres,los niños y los ancianos, de tal manera que en caso de peligro, animal o humano, ellos fueran los primeros expuestos y así proteger a su comitiva.
Una rica alimentación
La base alimenticia de los lakota era la carne de bisonte, de alce y de ciervo, acompañada de frutas y verduras silvestres. Se añadía también a la dieta la caza menor: antílope, ratón almizclero, perros salvajes, mapaches, puercoespines, mofetas, lobeznos, zorrillos, castores, conejos, patos salvajes, urogallos, etc. Las mujeres recogían cerezas, grosellas, ciruelas, nabos y otras frutas y verduras.
Eran las mujeres quienes preparaban los alimentos. También acompañaban a sus maridos y hermanos en la caza del bisonte para ayudarles en el descuartizamiento y trinchado de la carne para su transporte hasta el campamento. Además curtían las pieles y confeccionaban todo lo que de ellas se puede obtener.
Bastante más que un ama de casa
Igual que para los hombres, el combate jugaba un papel importante en la vida de las mujeres lakota que generalmente pertenecían a sociedades guerreras. Un cierto número de danzas eran dirigidas por las mujeres en honor a los hombres. Así, por ejemplo en la «Iwakicipi» (Danza de la Victoria), ellas llevaban las armas y los tocados de sus esposos y hermanos. Además existían sociedades guerreras compuestas por mujeres cuyos parientes masculinos habían realizado actos de bravura.
Proveedora de medicina de combate
Las mujeres tenían también sus propias sociedades-medicina y, entre ellas, una, la «Wakan Okolakiciye», agrupaba a las mujeres que tenían el Sueño del Alce, del Bisonte o del Caballo». La función principal de esta sociedad era proporcionar una «medicina de combate».

Mujer Lakota: Del nacimiento a la vejez (Parte 3)

«WINUNHCALA», LA MUJER ANCIANA
Las mujeres de edad y particularmente las que ya habían llegado a la menopausia, eran respetadas por su sabiduría, su prudencia y su poder. Las ancianas asumían la mayor parte de la vigilancia y la educación de las pequeñas y eran casi más importantes que las propias madres. Además de la enseñanza de las técnicas como la cocina, la costura, el bordado y el curtido, las mujeres mayores aconsejaban a las jóvenes en lo relativo a sus responsabilidades morales y espirituales. Bajo las alas de sus parientes mayores, los niños lakota descubrían el mundo que les rodeaba, a menudo analizado y explicado en un lenguaje críptico de ancianos.
Los ancianos enseñaban los dictados y creencias propias de la sociedad lakota. De las abuelas recibían conocimiento y sabiduría y,como había prometido la Mujer Bisonte Blanco, eran las mujeres quienes aseguraban la pervivencia de los valores lakota. Las ancianas debían ser las más sabias, hasta el punto de llegar a ser «Wikahunka» (mujer antepasada), y estaban en todos los ritos relativos a la muerte. Se creía que la muerte inminente era anunciada por algunos signos que sólo algunas mujeres podían percibir, interpretar y explicar. Cuando moría un guerrero, su cuerpo debía recibir cuidados específicos (pintura facial roja, plumas de águila en el pelo, etc.) y estos cuidados eran prodigados por las mujeres ancianas. De hecho, toda la preparación del cadáver y los funerales incumbían a la familia del difunto.
A menudo, las mujeres se hacían cortes en los brazos y en las piernas con un cuchillo de silex cuando moría un pariente próximo. Hombres y mujeres se cortaban el pelo, pudiendo incluso amputarse la oreja en señal de duelo. La madre se quedaba cerca del cadáver durante cuatro noches y volvía a su tipi cada mañana.
«Wapiye winyan» la mujer curandera:
Cuando una mujer llegaba a la menopausia, recibía frecuentemente, por intermediación de los hombres medicina o de visiones, el poder de investirse en determinados ritos. Se la veía entonces particularmente apta para curar con ayuda de las plantas. Se la llamaba «wapiye winyan» (mujer curandera). Las que tenían poderes de brujería eran conocidas como «wihmunga». Pocas mujeres la practicaban, pero todas las mujeres sagradas, como los hombres medicina, sabían que la adquisición de «poderes» significaba que debían ser extremadamente prudentes durante el resto de su vida. El mal uso del poder sagrado podía atraer una «represalia de los Espíritus», que tomaría la vida de un ser querido.
Las mujeres ancianas participaban también en la Danza del Sol y en otras ceremonias importantes en tanto que pudieran físicamente. Justo al final de su vida una mujer era particularmente apreciada por su familia y su tribu.
Aunque los lakota tenían gran miedo a perder a sus niños, no tenían, por el contrario, ningún temor a morir de viejos.
Volver al «Wanagiyata», el Dominio de los Espíritus
Como era la Mujer Bisonte Blanco quien había aportado a los lakota los ritos que les permitían «vivir con todos sus parientes», parecía lógico que el último ser con el que tratarse antes de la muerte, fuera una mujer. Se creía que en la pubertad cada uno debía ser tatuado en el puño o en la frente con el fin de permitir al espíritu «pasar sin riesgo por la Ruta Fantasma». En alguna parte del recorrido, esta ruta formaba una ramificación, en cuya intersección, una anciana verificaba el tatuaje de cada espíritu de paso. Los que llevaban el tatuaje eran autorizados a continuar a los largo de la Ruta Fantasma hasta llegar a «Wanagiyata» (el Dominio de los Espíritus), parecido a la tierra , pero donde se podía encontrar a todos los parientes difuntos y a multitud de espíritus de bisontes y otros animales.
La vieja rechazaba a quienes no llevaban el tatuaje, rehusándoles para siempre el derecho de recorrer la ruta Fantasma y condenándoles a errar indefinidamente por la tierra bajo la forma de fantasmas sin ninguna vivienda permanente.


Fuente: ('Mujer Lakota las edades de una vida')

El camino rojo de la vida. 'HANBLECHEYAPI'

Os lo contaré como me lo contaron a mí y como se lo contaron los ancianos a mi abuelo. Cuando un hombre joven busca su camino o busca respuestas que lo guien a lo largo del camino rojo de la vida, los ancianos lo llevan a la cima de la montaña y lo dejan allí cuatro días y cuatro noches sin comida y sin agua, solo con una piel de búfalo, una kanunba (la pipa sagrada) y su persona. Se llama HANBLECHEYAPI, la búsqueda de una visión, de un sueño que nos muestre el camino.”



Para los Nativos americanos el HANBLECHEYAPI es un ritual sagrado que se basa en la búsqueda de una visión alejándose de lugares habitados en lo alto de una montaña en completa soledad. Según los lakotas cualquier persona puede implorar esta búsqueda de la visión sea hombre o mujer, joven o anciano en concepto de ofrenda, de petición, de agradecimiento o de iniciación para encontrar el Camino Rojo de la vida. El ritual siempre se debe producir en soledad aunque requiere de la mediación y consejo inicial de un chamán con el que además se comparte la visión o visiones tras la experiencia. El HANBLECHEYAPI consta de las tres etapas de purificación, retiro y regreso, en cada una de las cuales se prescriben diferentes usos. Muchos ven en él el comienzo del resto de danzas, oraciones y tradiciones indias y ha sido asumido por muchos estudiosos occidentales como un método real de expansión de la conciencia.
De entre todas las naciones indias norteamericanas que perviven en la actualidad recluidas en reservas nativas, puede que los guardianes de sabiduría lakota sean los mejores contadores de historias que existen. Tusitala (El narrador de cuentos) Así los llamaban.
Desde hace mil años, de generación en generación, un largo catálogo de historias míticas se ha perpetuado casi de forma exclusiva mediante la tradición oral.

sábado, 1 de septiembre de 2012

El significado de las plumas en la batalla

Para los Nativos Americanos las plumas son muy importantes.
Dependiendo de la cantidad y el tamaño de las plumas, se mide el valor del guerrero. Entre los pueblos indios existía la costumbre de protagonizar los llamados counting coup (se podría traducir por actos o muestras de valentía) para demostrar su valor en la batalla y, también, para superar la niñez y convertirse en guerreros. Entre las distintas pruebas de valentía frente a los “rostros pálidos” u otras tribus indias estaba tocar al enemigo durante la batalla con la mano o con un palo y robar armas o caballos de sus campamentos. Las plumas servían como muestra de estos logros.
Por eso llevan las plumas, para que todo el pueblo sepa que es fuerte y poderoso.
Todos los indios no llevan colocadas las plumas de igual forma, cada pueblo tiene su costumbre.
En culturas como las precolombinas este tipo de tradición esta profundamente marcada por costumbres ancestrales y míticas por medio de las cuales el contacto entre el hombre y la naturaleza se da por medio del rol que sea asumido por el usuario de la prenda. Por ejemplo en algunas tribus entre los indios amazónicos los participantes en rituales y danzas toman cualidades del ave con la que decoren sus atavíos.

Fueron famosos por sus tocados los indios americanos con hermosos arreglos en plumas de águilas y cuervos; en este grupo encontramos a los apaches y los cuervos (con arreglos similares a pendientes). En México fueron famosos los aztecas por sus tocados en pluma de quetzal.

También el color y la forma son importantes. La pluma roja con muescas, por ejemplo, indicaba que quien la portaba se la había quitado al tocado de un enemigo, mientras que la misma pluma cortada a la mitad denotaba que su portador había sido herido en batalla.

Para los sioux. El águila real representaba la esencia de toda vida. Sus plumas se consideraban rayos del sol, y el adorno que llevaban en la cabeza, compuesto por plumas de águila, constituía un símbolo del Pájaro del Trueno, el espíritu universal. Con el adorno de plumas en cabeza antes de iniciar la batalla, los guerreros sioux se identificaban con la fuerza y el poder del dios águila.

miércoles, 11 de julio de 2012

'Animales de poder'


'Los Indios Americanos siempre han considerado a los lobos como maestros o señaladores de caminos. Los lobos son ferozmente leales a sus parejas y tienen un fuerte sentido de la familia, a la vez que mantienen su individualidad.'


Todas las cosas del Universo tienen espíritu y vida. Las rocas, la tierra, el cielo, las aguas, las plantas y los animales son diferentes expresiones de consciencia, en reinos y realidades diferentes. Y todas las cosas del Universo saben de su Armonía con todo lo demás, y saben como darse uno al otro. Excepto el hombre, de todas las criaturas del Universo, sólo nosotros no comenzamos nuestras vidas con el conocimiento de esta gran Armonía. Nuestro espíritu puede llegar a ser completo mediante aprender a buscar y a percibir, aprender sobre nuestra propia Armonía con todos nuestros hermanos del Universo.
Cada uno de nosotros tiene un animal particular como su Medicina personal. Los Tótems o Animales personales de Poder son los espíritus protectores que nos ayudan tanto en nuestra vida cotidiana como en nuestra búsqueda espiritual de Armonía. Estos Animales de Poder son comúnmente un reflejo de tu yo más profundo, y también representan las cualidades que necesitas en este mundo, pero que con frecuencia están ocultas u oscurecidas.

*CARACTERÍSTICAS DE ALGUNOS ANIMALES DE PODER:

ÁGUILA: Espíritu / Valentía
Las plumas de Águila son usadas en todo el mundo como herramientas ceremoniales, y son consideradas como las herramientas de curación más sagradas. Son un símbolo de poder, curación y sabiduría. Águila representa un estado de gracia que se alcanza mediante el trabajo, la comprensión y el cumplimiento de las pruebas de iniciación que resultan de recuperar nuestro poder personal.
La Medicina de Águila es el Poder del Gran Espíritu. Es el espíritu de la tenacidad. Es el don de la visión clara, con la que verdaderamente se ven las cosas que se miran. Es la paciencia para esperar el momento oportuno. Es vivir en equilibrio con la tierra y los cielos.
Águila te recuerda de tu conexión con el Gran Espíritu. Te avisa que el universo te está presentando la oportunidad de volar por encima de los niveles mundanos de tu vida, o por encima de la sombra de realidades pasadas. Águila te enseña a mirar alto para tocar al Abuelo Sol con tu corazón, a amar la sombra tanto como la luz. Águila te pide que te des el permiso de la libertad, para alcanzar la alegría que tu corazón desea.

BÚFALO: Abundancia / Gratitud
El búfalo es considerado por muchas tribus como un símbolo de abundancia: su carne alimentaba a la gente, las pieles proveían ropa y refugio, los huesos y tendones proveían herramientas de supervivencia, las pezuñas proveían pegamento. Según la tradición Lakota, la Mujer Ternero de Búfalo Blanco les entregó la Pipa Sagrada, prometiéndoles abundancia en tanto honraran mediante el rezo al Gran Espíritu y a todas sus relaciones, es decir, a las otras creaciones de la naturaleza.
La Medicina de Búfalo significa un honor, reverencia o aprecio especial por todas las cosas que la Tierra ofrece a sus hijos. Es también saber que la abundancia está presente cuando se honran todas las relaciones como algo sagrado, y cuando se expresa gratitud a cada parte viviente de la Creación.
Búfalo señala el momento de volver a conectarte con el significado de la vida y el valor de la paz, alabar los regalos que ya posees, y reconocer y honrar lo sagrado de todos los caminos, aunque sean diferentes al tuyo.

BÚHO: Intuición / Clarividencia
Existen búhos de todos tamaños, desde uno miniatura que habita en los cactus del desierto, hasta el gran búho cornado, que es la única ave que puede ganarle en vuelo al águila dorada. Un gran búho cornado adulto es una criatura que inspira admiración. Sus garras están cubiertas de plumas, pareciéndose mucho a las patas de una cría de gato montés. Es carnívoro, lo cual significa que puede ser un guerrero feroz si es retado, o si algo cercano a él es amenazado. A menudo es referido como Águila Nocturna.
Búho vive de noche. Tiene una gran consciencia en todo momento de todo lo que hay a su alrededor. Posee visión depredadora, lo cual significa que ve claramente todo. Tiene una gran intuición: es el tótem de los psíquicos y clarividentes. Posee la valentía de seguir sus instintos.
La medicina de Búho incluye el poder de ver detrás de las máscaras, el movimiento silencioso y veloz, la visión aguda, mensajero de secretos y premoniciones, el cambio de formas, el enlace entre el mundo oscuro e invisible y el mundo de luz, el sentirse cómodo con la sombra, el poder de la luna, la libertad.
 
CABALLO: Poder / Resistencia
El caballo aparece en casi todos los escritos mitológicos, las leyendas y las realidades. Está el Pegaso de poderosas alas, el caballo de ocho patas del dios nórdico Odin, los corceles del dios del sol hindú, los corceles de Apolo, y muchos más. Muchas leyendas mencionan que el caballo es clarividente y capaz de percibir a los humanos con poderes mágicos. Ningún otro animal le ha dado al hombre la libertad física de movimiento que el caballo le ha dado.
Si te sientes atraído a Caballo, sientes un poder en tu espíritu que a veces es difícil de controlar. Caballo es un símbolo de lealtad y devoción, de amor y fe incuestionables hacia su amo. Te gusta mucho viajar, y tienes más que una pizca de gitano en tu alma. Caballo también es tu espíritu guerrero —el valiente guerrero que te da seguridad en tus viajes, tanto físicos como metafísicos.
La medicina de Caballo incluye el poder, el vigor, la resistencia, la fidelidad, la libertad de correr libre, el control del ambiente, la consciencia del poder logrado con verdadera cooperación, la comunicación entre las especies, el poder de expandir las propias habilidades potenciales, la amistad y la cooperación, los viajes, los viajes astrales, guardián de los viajeros, avisa de posibles peligros, guía para superar los obstáculos.

LOBO: Enseñanza / Guía hacia lo Sagrado
Los Indios Americanos siempre han considerado a los lobos como maestros o señaladores de caminos. Los lobos son ferozmente leales a sus parejas y tienen un fuerte sentido de la familia, a la vez que mantienen su individualidad. En las estrellas el Lobo está representado por el Perro, y muchas tribus aborígenes consideran ser el hogar de los Antiguos.
Probablemente los lobos son los animales salvajes más incomprendidos. Abundan los cuentos de su sangre fría, a pesar de tener rasgos amigables, sociables e inteligentes. Verdaderamente son espíritus libres, aunque sus manadas son altamente organizadas. Parecen hacer grandes esfuerzos por evitar los enfrentamientos, que raramente son necesarios cuando con un cambio en la postura, un gruñido o una mirada logra exitosamente hacerse entender.
Tradicionalmente, alguien con medicina de Lobo tiene un fuerte sentido de sí mismo y se comunica muy bien mediante cambios sutiles en la inflexión de la voz y los movimientos corporales. A menudo encuentra nuevas soluciones a los problemas, a la vez que proporciona la estabilidad y el apoyo que uno normalmente asocia con una estructura de familia.
La medicina de Lobo incluye el poder de enfrentarse a su propio ciclo con dignidad y valentía, la muerte y el renacimiento, la enseñanza del Espíritu, la guía en los sueños y las meditaciones, el instinto ligado a la inteligencia, los valores sociales y familiares, la astucia sobre el enemigo, la habilidad de pasar desapercibido, la constancia, la destreza de protegerse a sí mismo y a su familia, la habilidad de aprovechar los cambios.


OSO: Introspección
Los osos hibernan en el invierno, lo cual podría explicar su asociación con el "soñar al Gran Espíritu" o la retrospección. La cueva del Oso simboliza el regreso al vientre de la Madre Tierra. También sugiere un fuerte aspecto femenino, de nutrición y protección. Los oseznos, que nacen en la primavera, pueden quedarse hasta siete años con su madre antes de alcanzar la madurez.
La gente con medicina de Oso son autosuficientes, y prefieren pararse en sus propios pies antes que depender de otros. A menudo son considerados soñadores. Muchos han desarrollado la destreza de visualizar cosas nuevas, pero como resultado pueden quedarse atrapados en sus sueños y no progresar mucho en la "realidad despierta".
La medicina de Oso incluye la introspección, la curación, la soledad, la sabiduría, el cambio, la comunicación con el Espíritu, la muerte y renacimiento, la transformación, los viajes astrales, y es una criatura de los sueños, los chamanes y los místicos. Hay que añadir que el Oso es el único animal que crea medicina, los Lakota observaban como el el Oso creaba su medicina para diferentes dolencias, y ellos probaban de esa medicina.


PERRO: Lealtad / Protección
El Perro era el sirviente/soldado que custodiaba las viviendas de la tribu y las protegía de los ataques por sorpresa. Ayudaba en la cacería y proporcionaba calor en invierno. Es símbolo de lealtad, amor incondicional, protección y servicio. Su Medicina incorpora la gentileza amorosa del mejor amigo y la energía protectora del guardián.
Si tu Animal de Poder es el Perro, tu devoción hacia tu familia y amigos es infinita. Obtienes una gran satisfacción de prestar servicio a otros, ofreciendo tu mano al amigo necesitado. Una palabra amable, una caricia, un acto de gentileza significan mucho más para ti que las cosas materiales. Sin embargo, existe el peligro de acercarte demasiado al otro extremo: permitir que las personas se aprovechen de ti por tu naturaleza gentil.
El Perro te recuerda que tu lealtad siempre debe ser hacia ti mismo, hacia tus metas, hacia tu propia verdad. Te recuerda que en la medida que te respetes y te valores a ti mismo, podrás verdaderamente prestar servicio a quienes honren lo que puedas darles.


El Cuervo: La Magia
En todos los tiempos, el Cuervo ha llevado consigo la Medicina de la Magia, esto ha sido así en muchas culturas de todo el planeta. En los ritos de la medicina es sagrado honrarlo como portador de la magia. Si la magia es mala medina, hay que honrar al portador más por miedo que por respeto, comprende que solo temerás al Cuervo si necesitas aprender sobre tus miedos internos o sobre los demonios que tú mismo has creado. 
La medicina del Cuervo es poderosa puede proporcionarte el valor para entrar en la oscuridad del vacío, el hogar de todo lo que aún no tiene forma, 'El Gran Misterio'. En las enseñanzas indígenas el color negro significa muchas cosas, pero no maldad. Puede simbolizar la búsqueda de las respuestas, el vacío o el camino espiritual. 'Cuervo, negro como la brea, mágico como la luna, háblame de magia, pronto volaré contigo.'

El Lagarto: Los sueños
El Lagarto es la Medicina de los soñadores, los sueños viven en la oscuridad. La medicina del lagarto es el lado oscuro de la realidad, allí donde los sueños se examinan antes de que decidas manifestarlos en la realidad física. 
El Lagarto puede estar diciéndote que prestes atención a tus sueños y a sus símbolos. Los sueños son muy importantes Concédeles atención. 'Lagarto, ¿Soñarás conmigo? ¿Viajaremos a las estrellas?
Mas allá del tiempo y el espacio viven visiones lejanas.'


Creo que todos somos parte del Espíritu de Dios y el Espíritu de Dios habita dentro de todo lo que vive.
Para comprender el concepto del Camino del Nativo Americano es preciso volver a definir la palabra Medicina. Medicina es cualquier cosa que mejora tu conexión con el Espíritu de Dios, con el Gran Misterio de la vida y con toda la vida.
Lin Ekstam



Fuente: Jamie Sams y David Carson: Medicine Cards


jueves, 21 de junio de 2012

'La Rueda de la Medicina'

Llamadas así, pues eran construídos por los hombres-medicina (chamanes), con piedras representaban un circulo atravesado de una cruz. Simbolizaba los cuatro puntos cardinales, cada uno de los cuales se convertían en una puerta y era por la puerta norte que el mal venía; en consecuencia, era necesario proteger esta dirección colgando el muro norte de la casa una rueda de protección hecha con elementos de los reinos animal, vegetal y mineral.
La rueda de medicina requería que se agregaran objetos que representaran a los poderosos aliados que protegían a las personas contra las enfermedades.

Además de un montículo central, un círculo externo y los rayos, algunas ruedas de la medicina han ampliado los rayos fuera del limite del círculo, alcanzando hasta 120 metros de longitud, otras tiene más de un anillo concéntrico de piedras.
Los "anillos tipi", círculos de piedra más pequeños, también se encuentran en algunas formaciones de la rueda.
Las primeras enseñanzas místicas dada a los niños indios se refieren a la percepción y a la ilusión. Un maestro y un grupo de jóvenes indios pueden ir a orar y sentarse en círculo. Cada niño describe el juego de luz sobre la pluma de un águila colocada en el centro de un círculo. Descubren que hay tantos modos de percibir la pluma como hay un puntos en el círculo. Los niños también aprenden que las percepciones individuales son mucho más complicadas que sólo la posición en el círculo.
Los indios enseñaban a sus niños que existe un múmero ilimitado de formas de percibir cualquier cosa. Toda percepción sensorial es ilusoria. Lo que es importante, no es la naturaleza real de lo que se percibe, sino el entendimiento de nuestras percepciones y las de nuestros hermanos y hermanas.
Este círculo o Rueda de la Medicina como es llamado, es el Universo Total y puede ser entendido como el espejo en el que la consciencia del hombre se refleja.

El misticismo de los indios americanos enseñaba que cada cosa dentro de la Rueda del Universo, excepto el hombre, sabe acerca de su armonía con todas las otras cosas. Sólo el hombre nace con una perspectiva fragmentada del mundo. Para lograr la armonía debe procurar entender su propio reflejo en los Cuatro Grandes Poderes de la Rueda de la Medicina.
A los indios se les enseñaba que al nacer cada persona está dotada con por lo menos uno de los Cuatro Grandes Poderes: sabiduría, inocencia, iluminación o introspección. El propósito de la existencia espiritual del hombre es obtener los Dones restantes y llegar a ser una persona completa.


Si visualizamos entonces un círculo con un cruz interna, observaremos como se configuran en él, estos cuatro puntos cardinales de la siguiente manera y a saber:
NORTE
Gente-Búfalo

sabiduría
blanco
SUR
Gente-Ratón

inocencia
verde
ORIENTE
Gente-Águila

iluminación
amarillo
OCCIDENTE
Gente-Oso

introspección
negro

Una persona Búfalo nace con el don del intelecto. Su percepción del mundo es primariamente mental
al igual que el viento del norte y la nieve; sin embargo, una persona Búfalo es fría. Su intelecto le hace una persona sabia, pero sin sentimientos. Una persona Búfalo debe tratar de incluir su corazón en sus decisiones. Primero debe buscar el don del Sur.
Una persona que nace sólo con el don del Sur, percibe el mundo como un Ratón. Debido a sus hábitos, los ratones tienen una relación de contacto y sentimientos íntimos con la Tierra., pero no pueden ver más allá de su visión inmediata.
La Gente-Ratón no puede entender todo lo que ve y siente porque no puede conectar sus experiencias con el resto del mundo. Una persona Ratón puede buscar primero el don del este, la visión hipermétrope del Águila.

La Gente-Águila puede ver claramente, por todas partes y el futuro.
Aunque es muy perceptiva, entiende poco lo que ve. La Gente-Águila está "por arriba de todas las cosas" y rara vez toca la Tierra. Se relaciona principalmente con las experiencias externas y tiene poco conocimiento sobre el mundo interno. Una persona Águila debe buscar los dones del Norte, del Sur y del Oeste.
La Gente-Oso del Oeste es introspectiva. Tiende a repasar las mismas ideas una y otra vez en su mente. La Gente-Oso tiene la capacidad de ver dentro de sí misma, pero está tan ocupada con las realidades internas que fracasan en ver, entender y ponerse en contacto con el mundo exterior. Debe buscar los Poderes restantes para conseguir la armonía y el equilibrio.

Para determinar cuales de los Cuatro Poderes eran innatos y cuales se adquirían, los indios adultos evaluaban cuidadosamente el comportamiento de los niños y sus relatos sobre sueños y visiones.

jueves, 23 de febrero de 2012

Los Bisontes, los buenos espíritus de las praderas.

"Cuando las visiones se hacen realidad,
Vuelven los bisontes."


Setenta y cinco millones de bisontes cubrían el continente Norteamericano de costa a costa. La pradera temblaba bajo sus pezuñas. Dieron a estas tierras abundancia. Los indios los consideraban parientes suyos, y en sus mitos y ceremonias, veneraban a los bisontes como fuente de vida.
Sólo mil ejemplares sobrevivieron a la invasión Europea, hoy el Oeste vuelve a tener doscientos mil bisontes aunque en su mayoria recluidos tras las cercas del hombre.

A finales del siglo XIX los bisontes habían sido practicamente exterminados en las vastas llanuras Norteamericanas, encontraron asilo en el grandioso paisaje montañoso de Yellowstone.
 
"La magia de los bisontes nos da fuerza y unidad"


Su poder nace del ritmo de los elementos. Tanto si avanza por la nieve como si pasta bajo una tormenta, el bisonte se mantiene imperturbable. Segun una leyenda india acaso, la serenidad de los bisontes se deba  a que han alcanzado la meta ansiada. Cuentan los mayores que en tiempos muy remotos estos animales habían sido seres antropófagos cuyo único deseo era llegar en convertirse en bisontes.


"La dignidad de los bisontes es sagrada"

 En 1991, 33 tribus se unieron para constituir la intertribal Bison Cooperative. Entre los fines de la organización está no solo la cria de bisontes sino además su dignificación. Por ejemplo en tierras indias los bisontes pueden conservar sus cuernos. Richard Archuletta fue nombrado por el consejo  de los indios taos-tewa responsable de los 98 bisontes, uno de los cargos de mayor responsabilidad en este pueblo del norte de nuevo México, según Archuletta, cuidan y crian a los bisontes por razones culturales.   

domingo, 19 de febrero de 2012

Mensaje del Gran Jefe Seattle.


El gran Jefe de Washington nos envía un mensaje para hacernos saber que desea comprar nuestra tierra. También nos manda palabras de hermandad y de buena voluntad. Agradecemos el detalle, pues sabemos que no necesita de nuestra amistad. Pero vamos a considerar su oferta, porque también sabemos de sobra que, de no hacerlo así, quizá el hombre blanco nos arrebate la tierra con sus armas de fuego Pero... ¿Quién puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra?. Esa idea es para nosotros extraña. Ni el frescor del aire, ni el brillo del agua son nuestros. ¿Cómo podría alguien comprarlos?. Aún así, trataremos de tomar una decisión.
Mis palabras son como las estrellas: eternas, nunca se extinguen. Teneis que saber que cada trozo de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada aguja de un abeto, cada playa de arena, cada niebla en la profundidad de los bosques, cada claro entre los árboles, cada insecto que zumba es sagrado para el pensar y sentir de mi pueblo. La savia que sube por los árboles es sagrada experiencia y memoria de mi gente. Los muertos de los blancos olvidan la tierra en que nacieron cuando desaparecen para vagar por las estrellas. Los nuestros, en cambio, nunca se alejan de la tierra, pues es la madre de todos nosotros. Somos una parte de ella, y la flor perfumada, el ciervo, el caballo, el águila majestuosa, son nuestros hermanos. Las escarpadas montañas, los prados húmedos, el cuerpo sudoroso del potro y el hombre..., todos pertenecen a la misma familia.
Por eso, cuando el Gran Jefe de Washington nos envió el recado de que quería comprar nuestra tierra, exigía demasiado de nosotros. El Gran Jefe nos quiere hacer saber que pretende darnos un lugar donde vivir tranquilos. Él sería nuestro padre, y nosotros seríamos sus hijos. ¿Pero eso será posible alguna día?. Dios debe amar a vuestro pueblo y abandonado a sus hijos rojos.
Él ha enviado máquinas para ayudar al hombre blanco en su trabajo, y con ellas se construyen grandes poblados. Él hace que vuestra gente sea, día a día, más numerosa. Pronto invadiréis la tierra, como ríos que se desbordan desde las gargantas montañosas, como una inesperada lluvia. Mi pueblo, sin embargo, es como una corriente desbordada, pero sin retorno. No, nosotros somos razas diferentes. Nuestros hijos y los vuestros no juegan juntos, y vuestros ancianos y los míos no cuentan las mismas historias. Dios os es favorable, y nosotros nos sentimos huérfanos. Aun así, meditaremos sobre vuestra oferta de comprarnos la tierra. No será fácil, porque esta tierra es sagrada para nosotros.
Nos sentimos alegres en estos bosques. Ignoro el por qué, pero nuestra forma de vivir es diferente a la vuestra. El agua cristalina, que corre por los arroyos y los ríos no es sólo agua, es también la sangre de nuestros antepasados. Si os la vendiéramos tendríais que recordar que es sagrada, y enseñarlo así a vuestros hijos. De hecho, los ríos son nuestros hermanos. Nos libran de la sed, arrastran nuestras canoas y nos procuran alimento. Cada imagen que reflejan las claras aguas de los lagos son el recuerdo de los hechos que ocurrieron y la memoria de mis gentes. El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre.
Así es, Padre Blanco de Washington: los ríos son nuestros hermanos. Si os vendemos nuestra tierra, tendreis que recordar y enseñar a vuestros hijos que los ríos son nuestros hermanos -y en adelante, los vuestros- y tratarlos con el mismo cariño que se trata a un hermano.
Es evidente que el hombre blanco no entiende nuestra manera de ser. Os es indiferente una tierra que otra porque no la ve como a una hermana, sino como a una enemiga. Cuando ya la ha hecho suya, la desprecia y la abandona. Deja atrás la tumba de sus padres sin importarle. Saquea la tierra de sus hijos y le es indiferente. Trata a su madre la Tierra y a su hermano el firmamento como a objetos que se compran, se usan y se venden como ovejas o cuentas de colores. Hambriento, el hombre blanco acabará tragándose la tierra, no dejando tras de sí más que un desierto. Mi gente siempre se ha apartado del ambicioso hombre blanco, igual que la niebla matinal en los montes cede ante el sol naciente. Pero las cenizas de nuestros antepasados, sus tumbas, son tierra santa, y por eso estas colinas, estos árboles, esta parte del mundo, nos es sagrado.
No sé, pero nuestra forma de ser es muy diferente de la vuestra. Quizás sea porque soy lo que vosotros llamais "un salvaje" y, por eso, no entiendo nada.
La vista de vuestras ciudades hiere los ojos de mi gente. Quizá porque el "Piel Roja" es un salvaje y no lo comprende. No hay silencio alguno en las ciudades de los blancos, no hay ningún lugar donde se pueda oír crecer las hojas en primavera y el zumbido de los insectos. No hay un solo sitio tranquilo en las ciudades del hombre blanco. Ningún lugar desde el que poder escuchar en primavera el brote de las hojas o el revolotear de un insecto. Tal vez sea porque soy lo que llamais "un salvaje" y no comprenda algunas cosas... El ruido de vuestras ciudades es un insulto para el oido de mi gente y yo me pregunto ¿Qué clase de vida tiene el hombre que no es capaz de escuchar el grito solitario de la garza o el diálogo nocturno de las ranas en un estanque?. Mi pueblo puede sentir el suave susurro del viento sobre la superficie del lago, el olor del aire limpio por el rocío de la mañana y perfumado al mediodía por el aroma de los pinos. El aire es de gran valor para nosotros, pues todas las cosas participan del mismo aliento: el animal, el árbol, el hombre, todos. El hombre blanco parece no dar importancia al aire que respira, a semejanza de un hombre muerto desde hace varios días, embotado por su propio hedor. Pero, si os vendemos nuestra tierra, no olvidéis que tenemos el aire en gran estima, que el aire comparte su espíritu con la vida entera. El viento dio a nuestros padres el primer aliento, y recibirá el último. Y el viento también insuflará la vida a nuestros hijos. Y si os vendiéramos nuestra tierra, tendríais que cuidar el aire como un tesoro y cuidar la tierra como un lugar donde también el hombre blanco sepa que el viento sopla suavemente sobre la hierba en la pradera.
Cuando el último de entre mi gente haya desaparecido, cuando su sombra no sea más que un recuerdo en esta tierra aun entonces estas riberas y estos bosques estarán poblados por el espíritu de mi pueblo, porque nosotros amamos este paisaje del mismo modo que el niño ama los latidos del corazón de su madre.
Si decidiese aceptar vuestra oferta, tendría que poneros una condición: que el hombre blanco considere a los animales de estas tierras como hermanos. Soy lo que llamais "un salvaje" y no comprendo vuestro modo de vida, pero he visto miles de búfalos muertos, pudriéndose al sol en la pradera. Muertos a tiros, sin sentido, desde las caravanas. Yo soy un salvaje y no puedo comprender cómo una máquina humeante el caballo de hierro puede importar más que el búfalo, al que sólo matamos para sobrevivir. ¿Qué es el hombre sin animales? Si todos los animales desaparecieran el hombre también moriría en la soledad de su espíritu. Lo que le suceda a los animales tarde o temprano le sucederá también al hombre. Todas las cosas están estrechamente unidas.
Debeis enseñar a vuestros hijos lo que nosotros hemos enseñado a los nuestros: que la Tierra es su madre. Lo que le ocurre a la Tierra también le ocurre a los hijos de la Tierra. Si los hombres escupen en el suelo, se escupen a sí mismos.
Nosotros sabemos que la tierra no pertenece al hombre, que es el hombre el que pertenece a la Tierra. Lo sabemos muy bien, Todo está unido entre sí, como la sangre que une a una misma familia. El hombre no creó la trama de la vida, es sólo una fibra de la misma. Lo que haga con ese ese tejido, se lo hace a si mismo. No, el día y la noche no pueden vivir juntos.
Tenéis que enseñar a vuestros hijos que el suelo que está bajo sus pies contiene las cenizas de los nuestros. Para que respeten la tierra, contadles que la tierra contiene las almas de nuestros antepasados. Nuestros muertos siguen viviendo entre las dulces aguas de los ríos, y regresan, de nuevo, con cada suave paso de la Primavera, y sus almas van con el viento que sopla, rizando la superficie del lago.
Consideramos la posibilidad de que el hombre blanco nos compre nuestra tierra. Pero mi pueblo pregunta: ¿Qué es lo que quiere el hombre blanco? ¿Cómo se puede comprar el Cielo, o el calor de la tierra, o la velocidad del antílope?. ¿Cómo vamos a vender todo esto y cómo vais a poder comprarlo?. Acaso podréis hacer con la tierra lo que queráis, sólo porque firmemos un pedazo de papel y se lo entreguemos al hombre blanco?. Si nosotros no poseemos el frescor del aire, ni el resplandor del agua, cómo vais a poder comprarlo? ¿Es que, acaso, podéis comprar los búfalos cuando ya hayais matado al último?. Consideraremos la oferta. Sabemos que si no os la vendemos vendrá el hombre blanco y se apoderará de nuestra tierra.
Sabemos una cosa que, tal vez, el hombre blanco descubra algún día: nuestro Dios es vuestro Dios. Podeis pensar que ahora Él os pertenece, de igual manera que hoy deseais que nuestras tierras sean vuestras.. Pero no es así. Él es el Dios de todos los hombres y su amparo alcanza por igual a mi gente y a la vuestra.
Consideraremos vuestra oferta de que vayamos a una reserva. Queremos vivir aparte y en paz. No importa dónde pasemos el resto de nuestros días. Nuestros hijos verán a sus padres sumisos y vencidos. Nuestros guerreros estarán avergonzados. Después de la derrota pasarán sus días en la holganza, y envenenarán sus cuerpos entre comida y alcohol. No importa dónde pasemos el resto de nuestros días. No quedan ya muchos. Sólo algunas horas un par de inviernos y no quedará ningún hijo de la gran estirpe que en otros tiempos vivió en esta tierra, y que ahora en pequeños grupos viven dispersos por el bosque, para gemir sobre las tumbas de su pueblo. Un pueblo que en otros tiempos fue tan poderoso y tan lleno de esperanza como el vuestro.
¿Pero, por qué entristecerse por la desaparición de una nación? Las naciones están hechas por hombres. Es así. Los hombres aparecen y desaparecen como las olas del mar. Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios pasea y habla con él de amigo a amigo, queda exento del destino común de las cosas. Después de todo, quizás seamos hermanos. Ya veremos...
También los blancos desaparecerán, y quizá antes que otras estirpes. Continuad contaminando y corrompiendo vuestro lecho y cualquier noche morireis ahogados en vuestra propia suciedad. Eso sí..., caminareis hacia la extinción rodeados de gloria y espoleados por la creencia en un Dios que os da poder sobre la Tierra y sobre los demás hombres. Cuando todos los búfalos se hayan ido, los caballos salvajes hayan sido domados, el rincón más secreto del bosque invadido por el ruido de la multitud, y la visión de las colinas esté manchada por los alambres parlantes, cuando desaparezca la espesura y el águila se extinga, habrá que decir adiós al caballo veloz y a la caza.
Será el final de la vida y el comienzo de otra. Por algún motivo que se me escapa, Dios os concedió el dominio sobre los animales, los bosques y los Pieles Rojas. Quizá podríamos comprenderlo si supiésemos qué es lo que sueña el hombre blanco, qué ideales ofrece a los hijos en las largas noches de invierno, y qué visiones bullen en su imaginación, hacia las que tienden el día de mañana.
Pero nosotros somos "salvajes". Los sueños del hombre blanco nos están vedados. Y porque nos están ocultos, nosotros vamos a seguir nuestro propio camino. Pues, ante todo, estimamos el derecho que tiene cada ser humano a vivir tal como desea, aunque sea de modo muy diverso al de sus hermanos. No es mucho lo que nos une.
Consideraremos vuestra oferta...
Si aceptamos es sólo por asegurarnos la reserva que habéis prometido. Quizá, allí podamos acabar los pocos días que nos quedan, viviendo a vuestra manera. Cuando el último Piel Roja de esta tierra desaparezca y su recuerdo sea solamente la sombra de una nube sobre la pradera, todavía estará vivo el espíritu de mis antepasados en estas orillas y estos bosques. Pues ellos amaban esta tierra, como ama el recién nacido el latido del corazón de su madre. Si os llegáramos a vender nuestra tierra, amadla -como nosotros la hemos amado-. Cuidad de ella -como nosotros la cuidamos- y conservad el recuerdo de esta tierra tal como os la entregamos.
¿Dónde está el bosque espeso?: Desapareció. ¿Qué ha sido del águila?: Desapareció. Así se acaba la vida y sólo nos queda el recurso de intentar sobrevivir.


Jefe Seattle (1855)